lunes, 15 de septiembre de 2008

Plaza de la Constitución/De las Tapias

Fuiste orilla de laguna
Que “De la Puente” llamaban.
Amplio camino de tierra
Donde en tiempos de su infancia
Los muchachos de esta villa
Rompían las alparagatas
Zurrándole a la pelota
Entre boñigas de vaca.
Hoy tu nombre es la Ley Prima
Que nació consensuada
Entre las gentes diversas
Que habitan en nuestro mapa.
¡Como ha cambiado tu entorno!
¡Y cuanto ha cambiado España!
Mas los vecinos del pueblo
Con la sorna acostumbrada
Ya te han puesto el chusco mote
De “La Plaza de las Tapias”.
El apodo es un acierto
Si la tapia es la muralla
Tras la que el pueblo defienda,
Si es que fuera amenazada,
La Ley enseña y venero
De la plural democracia.

Plazas

Existen en los pueblos algunos lugares donde sus habitantes se reúnen con el propósito de verse, dejarse ver, charlar, chuismorrear, entretenerse con el juego. Esos lugares son la iglesia, los bares, la plaza… Cada uno tiene su momento y su rito, pero existe entre ellos dependencia que por razones del cambio social se han ido perdiendo en los últimos años. En nuestra villa existía, y aún existe, la costumbre de que la gente se pusiera su indumentaria mas elegante para la asistencia de la misa dominical a cuya salida se formaban corrillos para darle al paliqueen los aledaños de la iglesia. Las mujeres se suelen disgregar en grupos por las diferentes calles para ir a preparar el puchero, mientras que los hombres se van a tomar el aperitivo en los bares. Fue costumbre, ya perdida, que los mozos se reunieran los domingos por la mañana después de la ceremonia religiosa en la plaza para jugar a los bolos unos vinos que luego tomaban en casa de la tía Cesárea o de “Tararira”. Allí he visto ejercer su destreza con la media esfera de madera a Santiago “Bonito”, Jesús “Picholo”, Benito “Potencias” y a tantos otros que a puntaban a aquellos palitroques de madera con la obsesión de derribar al “miche” o palo más pequeño, lo que para mi constituía todo un misterio, tanto en la destreza en lanzar la bola como en la manera de puntuar.

La plaza era también el lugar de juego de toda la cabalaría y algunas veces era lugar de espectáculo, como cuando a alguien se le ocurrió hacer una representación al aire libre del nacimiento de Jesucristo con Reyes Magos incluidos. Que le pregunten a Máximo cuando se celebró el evento porque él representó al personaje de Herodes y desde entonces se quedó con el sambenito. O como aquel día después de la misa que nos dio un espectáculo “Barbaché, el hombre foca”. Un tipo alto y con una prominente barbilla que se ganaba la vida haciendo de su barbilla una peana con laque sujetaba en equilibrio lo que hiciera falta. Aquel campesino artista colocó una horca sobre su prominente mandíbula inferior y la izó en perfecto equilibrio, luego hizo lo mismo con un arado romano, a continuación con una vertedera de hierro, después elevó una silla ajustándola a su quijada por una sola pata y por último sentó a Miguel Cubillas, que por entonces era un chaval canijo, en la mismísima silla y lo izó en perfecto equilibrio por encima de su cabeza entre el pasmo y los aplausos de la gente.

Pero la funcionalidad de la plaza tenía su principal razón de ser en el baile de los domingos y festivos. Allí se reunía la juventud casadera y los menos mozos entre los que se encontraban los chavales y algunas madres de las mozas y otras mujeres ya mayores en plan carabina, bien formando corro bien sentadas cómodamente frente a la fachada de la casa de los “Zapateros”, mientras Fernando “Bailarín”,José “Chispa” ponían en el tocadiscos los éxitos del momento. ¡Cuantas vivencias encierra esta plaza!, que por cierto nunca tubo nombre. Con la construcción de la nueva casa consistorial igual les da por bautizarla.Ahora, ¡quien se lo iba a decir a esta villa!, hay dos plazas. La nueva lleva el nombre de “La Constitución y el sobrenombre de “La Plaza de las tapias” Polémico diseño el de esta plaza con el que no está de acuerdo todo el mundo, faltaría más. A mi no me disgusta aunque se podrían hacer algunas mejoras que hicieran más fácil el transito al viandante. A veces los arquitectos quieren lucirse tanto con los diseños y acabados estéticos que pasan por alto la simpleza de lo práctico.