domingo, 10 de mayo de 2009

ELOGIO DE LA VAGANCIA



Mi primo Froilán solía distinguir entre vagos, a secas, y vagos con conocimiento. Nunca creí que la diferencia necesitase una aclaración y personalmente nunca se la pedí aunque me inclino a pensar que al vago con conocimiento podríamos definirlo como aquel que sabe lo que no quiere hacer.

Al vago con conocimiento no es que no le guste el trabajo, que no le gusta, lo que de verdad no le gusta es la obligación de trabajar. En caso de extrema necesidad remolonea y deja que lo haga otro más capacitado, auque le tilden de inútil o precisamente buscando que le coloquen el sambenito de inútil a perpetuidad.

Durante siglos, esos que viven del altar, inculcaron la idea de que el trabajo es un castigo divino. (Génesis 3,19) y por si acaso alguien lo ponía en duda lo apuntalaron con aquello de que “el trabajo dignifica al hombre”. Esta es una magnifica idea que les ha venido bien a cualquier tipo de orden político, desde los llamados democráticos hasta los de cualquier dictadura llámese teocrática, militar o seudo comunista. El colmo de la burla estaba escrito a la entrada de los campos de concentración nazis con enormes carteles que decían el trabajo os hará libres. Y tanto, libres y hechos polvo.

Pero la naturaleza humana es tozuda y en cuanto a cualquier mindundi se le deja libertad para pensar y actuar, se vuelve protestón y cuestiona lo incuestionable. Y esto es precisamente lo que está ocurriendo, que cada vez hay más gente que le da por pensar que tanto trabajar ¿pa que?. Esta idea expandida es mucho peor que la gripe de la peste porcina y habrá que atajarla cuanto antes.

El peligro del vago con conocimiento no es que no trabaje, sino que trabaje lo justo para ir tirando. A veces el vago con conocimiento parece que tiene una incesante actividad, y efectivamente la tiene, pero con el agravante que hace lo que le sale de los tutos y esto es intolerable para cualquier régimen político, incluso para al capitalista.

Podría poner varios ejemplos de vecinos de esta villa con el síndrome de vagos con conocimiento, pero como quiera que algunos se iban a molestar porque todavía no se han liberado de la idea de que “el trabajo es salud”, voy a dar dos o tres nombres de "sospechosos" de pertenecer al cuadro con el síndrome de la vagancia. Uno de ellos es Juanjo, el hijo de Froilanín (alias El Loro). Este es un caso perdido porque lleva el mal en los genes. Otro es Antonio (Alias Toño Vaca, alias Toño El Patrón). Este hombre parece que está siempre haciendo algo, pero que quieren que les diga, para mi un tipo que huye del horario como de la peste, que es capaz de tirarse treinta horas seguidas regando remolacha y mientras llega el agua y no llega tumbarse panza arriba en el surco mirando La Vía Láctea (Alias El Camino de Santiago, ¡hay que joderse!, ni las estrellas se libran del mote) pensado aquello de ¿de donde hostias venimos, que pedazo de mierdajo somos y a donde cojones vamos?, pues eso, que me resulta muy sospechoso de padecer el mencionado síndrome. Por último nombraré al director de esta página Felix (alias Ferretas). Este es de los que desde el primer momento de tener que ganarse su propio garbanzo empezó a currar con febril actividad las más variopintas ideas para librarse de currar y en ello sigue.

Ser vago en estos tiempos no es fácil y ser un vago con conocimiento, menos. Hasta los vagos más vagos tenemos que hacer frente a créditos e hipotecas y a la dura tarea de mal subsistir. Ser un vago con conocimiento es una filosofía de vida practicada por aquellos que piensan que si no hacen lo que quieren o no viven como quieren, al menos no hacen lo que no quieren o no viven como no quieren.


ELOGIO A LA VAGANCIA

No hay cosa que le de más repugnancia
A mi cuerpo tunante y jaranero
Que aguantar al cretino mensajero
Que hace del trabajo militancia.

Prefiero deleitarme en la vagancia
Dependiendo lo justo del dinero
Sin hacerme adicto o prisionero
Del curre desmedido o la abundancia.

Hay muchos que censuran mi actitud
Mientras tachan de vicio o de pecado
Aquello que detesto o que no hago.

Yo, por contra, lo tengo por virtud
Sabiendo que el cielo ya he probado
Siendo lo que soy, osease: un vago.



Algo para leer…

27.- Del paro al ocio de Luís Racionero. Un interesantísimo ensayo, por lo menos así me lo pareció, sobre el currelo y el no currelo.

28.- El Derecho a la pereza de Paul Lafarque.- Carlos Marx dale que te pego con El Manifiesto Comunista hablando de explotación y plusvalía y de pronto llega el tal Paúl a saludarlo y ya de paso se quiere trajinar a una de sus hijas. Y Don Carlos le dice que na de na, que le ve pinta de vago y que todo ha de hacerse sobre seguro y con papeles. Anda que no le costó a Paúl llevarla al catre. Pues si, Paúl consideraba que el currante además de percibir sus plusvalías debería de tener un tiempo para echarse a la bartola y parece que está idea no le parecía bien ni al Sr. Marx.

29.- Buenos días, pereza de Corinne Maier. Esta buena señora mantiene que ni por asomo te creas aquello de que tu empresa es una gran familia y que tú formas parte de ella. Si eres empleado siempre serás la chacha. Incluso osa predicar que “si trabajando no tienes nada que ganar, tampoco tienes gran cosa que perder si no das golpe”. Siendo, como es, economista y psicoanalista a lo mejor hay que pensar en hacerle caso. En la misma línea están Un vago, dos vagos, tres vagos de El Gran Wyoming donde se hace una extensa clasificación de los vagos y Adictos a la pereza de Alicia Misrahi Una buena e ilustrativa guía para gandulear.

Si por casualidad no te gustara leer siéntate a contemplar unos cuantos episodios de Los Simpson para aprender algo de esos dos perros que son Homer Simpson y su Hijo Bartolo